miércoles, 11 de abril de 2012

Acerca de la Música, la Alabanza y la Adoración


Escuchamos mucho acerca de que la alabanza y la adoración son ministerios eternos, y es cierto, pues se lo ha practicado desde antes de la creación (Job 38:7), lo hicieron los Israelitas en el Antiguo Testamento, y la iglesia primitiva en el nuevo testamento. Hoy, en la iglesia actual lo ejercemos en una variedad más amplia de ritmos, y formas. 
 
Sin embargo, no debemos olvidar que hay que hacerlo Bíblicamente, en Espíritu y en Verdad. Te has puesto a pensar que harás en la eternidad? La respuesta es simple: viviremos alabándolo a El, por su grandeza, su poder, su magnificencia, etc, pues fuimos escogidos para la alabanza de su gloria y de su gracia, por tal motivo hagámoslo con todo nuestro corazón. 

Somos seres creados por Dios con capacidades increíbles, entre ellas, está la capacidad de comunicarnos con los demás. Una forma de comunicación es la forma musical, y por eso, este pequeño artículo, se enfocará brevemente en dos de esas facetas: Corporal y Ritmo. 

1.- Corporal. Dios nos ha creado con la capacidad de expresarnos con órganos tales como las cuerdas vocales, el diafragma, pulmones para respirar. Nuestro cuerpo se vuelve similar a un instrumento musical, pues éstos constan de 3 partes 

a) Fuente de poder  
b) Resonador  
c) Vibrador.  

Al comprar con nuestro cuerpo, podemos asociarlo de esta manera 

a) La fuente de poder es el corazón  
b) el Resonador es el diafragma  
c) el vibrador son las cuerdas vocales.  

Tenemos así, que un ser humano es un vehículo para expresar la alabanza y adoración a DiosAunque debemos aclarar que la única manera de serlo, es si Cristo habita en nuestro corazón, caso contrario es un cuerpo muerto, movido por la música, y las emociones que ésta pueda causar, y a su vez, puede resultar degradante, ya que su resultado final termina en ser un instrumento de pecado, alimentando lo carnal. 

2.- Ritmo. Muchas discrepancias provocaría hablar de este tema, pues en nuestros días, la gran cantidad de estilos musicales que se utilizan para tocar la llamada “música religiosa” ha provocado muchas controversias. Nos enfocaremos en decir que el ritmo es la parte de la música que nos ayuda a cantar a una misma velocidad, para que nuestros himnos y coros se escuchen de manera sincronizada. Los instrumentos a utilizar, no son limitados, pues si vimos en la Biblia que la música se originó en el cielo, ¿quiénes somos nosotros para poner limitantes?. Surge otra interrogante: entonces ¿habrá aún más instrumentos musicales sin conocer?.  

Ningún  instrumento es malo, al igual que todas las cosas inertes, no son malas, malo es el uso que le damos a dichos instrumentos, y si se ejecuta de una manera correcta, no para sobresalir, entonces hablamos de habilidad y talento otorgados por Dios. 

Sin embargo, hay cosas a tomar en cuenta. Hay ritmos para todos los gustos humanos, y Dios busca adoradores en Espíritu y verdad………. En este pasaje, y en ningún otro, no hay mención alguna de un ritmo en particular. Recordemos que hemos sido creados con libre albedrío,  lo cual nos permite la libertad de gustos. Un cristiano no es un clon de otro cristiano, sino la expresión del amor de Dios en esa alma arrebatada del infierno. Esta expresión de agradecimiento y alabanza, se verá demostrada de la manera en que la persona sabe hacerlo, y con todo el amor hacia su Salvador. Al ser criaturas tan diferentes entre nosotros, debido a la heterogénea manera de alabar, entonces, esa alabanza se torna en personal, única del individuo, tanto en forma como en devoción. 

En las Escrituras vemos diferentes maneras de expresar esa gratitud y de alabar a Dios, ya sean saltos, voz fuerte, danza, etc. Esto es bueno al hacerlo de corazón sincero, delante del Todopoderoso, pero ¿qué pasa si estas expresiones son solo emocionales? Podríamos dejar llevarnos por el ritmo, y moshear, danzar, gritar, etc, pero sin tener el corazón en Dios, sino en la música. Esto si es malopues nos ministraría más el cuerpo, y el fin de la alabanza y adoración es ministrar a Dios. 

Si la destreza y habilidad en tocar un instrumento musical, o en cantar, se vuelve una manera de sobresalir, eso también es malo. Las personas deben ser motivadas a alabar a Dios, a adorarle, pero a veces esta intimidad se interrumpe cuando el figuretear pasa a primer plano, y se enfoca en el talento del músico y no en el dador de esos talentos. 

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